La Inspección de Trabajo nace en España a principios del siglo XX, coincidiendo con reformas sociales que mejoraron las condiciones de las clases trabajadoras más desfavorecidas. En esta época se promulgaron un gran número de normas revolucionarias como la Ley de Accidentes de Trabajo de 1900 o la Ley sobre Trabajo de Mujeres y Menores, también del año 1900.
El Reglamento para el Servicio de la Inspección de Trabajo, promulgado por Real Decreto de 1 de marzo de 1906, profesionalizó la labor de estos funcionarios públicos. Con esta norma fundacional, los Inspectores de Trabajo se equiparaban a los funcionarios administrativos y se les atribuían una serie de poderes en sus visitas a los lugares de trabajo. Cualquier impedimento a su labor de vigilancia en dichos centros de trabajo se penalizaba.
Desde 1906 la Inspección de Trabajo tiene encomendada la vigilancia del cumplimiento de la legislación social, entonces aún incipiente y, más de 120 años después, en constante profusión y revolución.
Tras la creación del Ministerio de Trabajo en 1920, se establece en nuestro país una Inspección general ,de carácter regional, que se convertiría en provincial casi una década después.